fican los aspectos de los temperamentos universo o personales que muchos de sus seguidores encuentran a ser preocupante. Adorar a cualquier Dios está adorando así representados los que inventaron ese Dios. Dado que el satanista entiende que todos los dioses son ficción, en lugar de doblar una rodilla en el culto a-o la búsqueda de la amistad o la unidad con-tales entidades míticas, que se coloca en el centro de su propio universo subjetivo como su valor más alto.
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